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miércoles, 26 de enero de 2011

Neuropsicología cognitiva de la música


Según la Real Academia de la Lengua, ‘música’ significa
‘melodía, ritmo y armonía, combinados’, así
como ‘sucesión de sonidos modulados para recrear
el oído’. Estas dos definiciones nos aportan dos concepciones
distintas sobre el término. Por un lado,
tenemos la música como un ‘lenguaje’ organizado
que se basa en un sistema de reglas que coordinan
una serie de elementos básicos y, por otro lado, tenemos
la música como elemento cultural.
La música, como el lenguaje, es sintáctica y está
formada por diversos elementos organizados jerárquicamente
(tonos, intervalos y acordes). Las pruebas
científicas muestran que música y lenguaje tienen
representaciones corticales diferentes y, además,
se pueden ver alteradas de manera independiente.
Sin embargo, si nos centramos en el procesamiento
sintáctico musical, vemos cómo se activa
el área de Broca y su homóloga derecha. Aun así,
nos encontramos con casos de amusia adquirida o
congénita en los que no encontramos ningún tipo
de alteración en el lenguaje, y casos de personas
afásicas en las que no hay ningún tipo de alteración
musical. La propuesta por parte de los autores dedicados
a este campo es que se trata de un solapamiento
en áreas de procesamiento sintáctico, áreas
separadas de la representación sintáctica, que sería
diferente en lenguaje y música .
Por otro lado, la ejecución musical, como acto
motor voluntario, supone la implicación de áreas
motoras que interactuarán con áreas auditivas, de
manera que resulte posible controlar los actos motores
que implican la correcta interpretación que
está realizando el músico.
Todas las personas sin ningún problema neurológico
nacen con la maquinaria necesaria para poder
procesar la música. Esto lo podemos ver en los
niños menores de un año, que son capaces de mostrar
sensibilidad ante las escalas musicales y la regularidad
temporal, les es más fácil procesar intervalos
consonantes que los disonantes, y son capaces
de percibir una estructura tonal, así como breves
disrupciones en una melodía

musica y cerebro: fundamentos neuro cientificos y trastornos musicales


La música está presente en todas las culturas y, desde edades tempranas, todas las personas tenemos las capacidades
básicas para su procesamiento, el cual está organizado en módulos diferenciados que implican distintas regiones
cerebrales. ¿Forman estas regiones rutas específicas del procesamiento musical? Como veremos, la producción y percepción
musical implican gran parte de nuestras capacidades cognitivas, involucrando áreas del córtex auditivo y del córtex
motor. Por otro lado, la música produce en nosotros respuestas emocionales que involucran distintas áreas corticales y
subcorticales. ¿Se trata de las mismas rutas implicadas en el procesamiento de las emociones en general? Revisamos la
bibliografía existente sobre estas cuestiones, así como las diferentes alteraciones neurológicas musicales que existen,
desde la epilepsia musicogénica hasta la amusia, así como las diferentes posibilidades de tratamiento.

viernes, 14 de enero de 2011

¿Los bebés puden recordar melodías que escucharon durante el embarazo?

Investigaciones llevadas a cabo por un grupo de psicólogos ingleses han demostrado que los bebés recuerdan las melodías que han escuchado dentro del vientre materno, durante por lo menos hasta un año después a su nacimiento. Se sabe que el bebé intraútero es capaz de oír a partir de la semana 20 después de la concepción.


Según informes de la Dra. Alexandra Lamont , de la Universidad de Leicester, ahora se ha descubierto que los bebés, durante el primer año posterior a su nacimiento, pueden acordarse y tener preferencia por la música que oyeron cuando estaban en el vientre materno. Los bebés probablemente desarrollan una sensación de "familiaridad" con la música que oyen durante su gestación.

martes, 11 de enero de 2011

El efecto “Mozart” y el efecto “Tomatis”

  A mediados del siglo XX, un médico otorrinolaringólogo francés Alfred Tomatis, inició una propuesta de rehabilitación dirigida a personas con dificultades auditivas o de lenguaje.
      Su programa terapéutico consistía en la estimulación musical a través de escuchar piezas de Mozart y otros compositores clásicos, obteniendo cambios positivos en la rehabilitación del lenguaje y en el desarrollo del habla, a este efecto se le ha denominado “efecto Tomatis”. Asimismo este eminente médico, elaboró un nuevo modelo de crecimiento y desarrollo del oído humano y reconoció que el feto escucha sonidos dentro del útero materno (tales como los movimientos de la digestión, los ritmos cardíacos y la respiración de la madre). Observó también que el recién nacido se relaja cuando oye la voz de la madre.
      En 1993, Rauscher y colaboradores de la Universidad de California, publicaron los resultados obtenidos en una investigación realizada con grupos de estudiantes universitarios, a quienes se les expuso a escuchar durante 10 minutos una sonata de Mozart, logrando puntuaciones altas en las pruebas de habilidades visuoespaciales y cognitivas en general, así como un incremento transitorio del cociente intelectual. A este hallazgo se le denominó “efecto Mozart”.
      Estudios posteriores han demostrado que el escuchar música de Mozart desencadena cambios de conducta (en relación a estados de alerta y calma), afectividad (induce estados emotivos) y metabólicos (aumento del contenido de calcio y dopamina en el cerebro).

La música y el desarrollo cerebral infantil

  El cerebro humano constituye el órgano más importante y de mayor complejidad del sistema nervioso, es un órgano que durante la infancia sufre cambios madurativos y que es altamente sensible a los estímulos externos. Anatómicamente lo podemos dividir en dos hemisferios (derecho e izquierdo), cada uno con características funcionales diferentes y especiales, compuestos por lóbulos y cubiertos por una estructura denominada corteza cerebral en la cual se encuentran las áreas del desarrollo humano.
      Los estudios neuroanatómicos han demostrado que el hemisferio izquierdo se especializa en el procesamiento del lenguaje y el hemisferio derecho en la percepción y procesamiento de la música.
      El cerebro humano funciona por medio de conexiones (sinapsis) que realizan las células cerebrales denominadas neuronas y que son las encargadas de transmitir el impulso nervioso que determina nuestra conducta.
      El cerebro humano presenta una alta capacidad de aprendizaje y posee la propiedad de funcionar en situaciones extremas o de déficit tanto orgánicos como funcionales, esta capacidad se denomina plasticidad cerebral.



Las investigaciones que se han referido al efecto de la música sobre el cerebro infantil, han coincidido en que ésta provoca una activación de la corteza cerebral, específicamente las zonas frontal y occipital, implicadas en el procesamiento espaciotemporal.
      Asimismo al evaluar los efectos de la música a través de registros de electroencefalogramas, se ha encontrado que la música origina una actividad eléctrica cerebral tipo alfa. Todo lo anterior se traduce en lo siguiente: la música (sobre todo la música clásica, de Mozart) provoca:
• Aumento en la capacidad de memoria, atención y concentración de los niños.
• Mejora la habilidad para resolver problemas matemáticos y de razonamiento complejos.
• Es una manera de expresarse.
• Introduce a los niños a los sonidos y significados de las palabras y fortalece el aprendizaje.
• Brinda la oportunidad para que los niños interactuen entre sí y con los adultos.
• Estimula la creatividad y la imaginación infantil.
• Al combinarse con el baile, estimula los sentidos, el equilibrio, y el desarrollo muscular.
• Provoca la evocación de recuerdos e imágenes con lo cual se enriquece el intelecto.
• Estimula el desarrollo integral del niño, al actuar sobre todas las áreas del desarrollo
.

lunes, 10 de enero de 2011

Música para niños con necesidades educativas especiales

La Musicoterapia se puede considerar como la científica aplicación del arte de la Música con finalidad terapéutica. Aunque su práctica data de fines del siglo XIX, con músicos y médicos que utilizaban sus técnicas en hospitales psiquiátricos, el reconocimiento de la terapia curativa como algo considerado a nivel profesional es relativamente reciente.
Puede tener una vertiente preventiva (está unida a toda la vida del hombre y sus circunstancias; hay música aplicable al trabajo, depresión, euforia, soledad...) y una vertiente curativa (se adecua a cualquier tipo de problema, pero de manera especial a enfermos mentales, disminuidos físicos, enfermos hospitalizados a largo plazo...)
El papel del musicoterapeuta ha evolucionado en estos últimos años pasando por tres fases: en la primera se le daba gran importancia al músico, dejando un poco olvidada la función del terapeuta. En la segunda fase se le dio más importancia a la terapia y relación personal con los pacientes. En la actualidad el terapeuta procura utilizar adecuadamente su actividad como músico y su relación con el paciente, intentando superar los inconvenientes de las fases anteriores.


Hoy en día hablamos de necesidad educativa especial (n.e.e.) cuando un niño tiene una dificultad para aprender significativamente mayor que los demás niños de su misma edad o si sufre una incapacidad que le impide o dificulta el uso de las instalaciones educativas que generalmente tienen a su disposición los compañeros de su misma edad. Decir que un alumno presenta n.e.e. es una forma de decir que para el logro de los fines de la educación precisa disponer de determinadas ayudas pedagógicas o servicios. De esta manera, una necesidad educativa se describe en término de aquello que es esencial para la consecución de los objetivos de la educación.
La música enriquece la vida de todas las personas, ayuda a todo ser humano, por eso es necesario que rodee al niño con n.e.e. un ambiente musical rico y controlado en estímulos, puesto que esta experiencia sensorial es lo que le va a proporcionar un desarrollo emocional, psicofisiológico y social equilibrado.


http://www.goear.com/listen/c7ebe12/claro-de-luna-beethoven

La música y la Hiperactividad


El síndrome hipercinético o trastorno de hiperactividad, fue descrito por primera vez en 1902 por Still, quien agrupó sus síntomas más frecuentes (intensa actividad motora, déficit de atención o trastornos de la conducta) para tratar de facilitar su abordaje. 
Según los diversos estudios realizados, la hiperactividad afecta a la población menor de 7 años entre un 3% y un 4% y más a niños (75%) que a niñas (25%).

  Entre los 0 y los 2 años presentan una elevada reacción ante estímulos auditivos.
   La música les puede presentar estímulos auditivos novedosos en múltiples campos, que también requieran de participación y movimiento, como la dramatización de un cuento con instrumentos, los desplazamientos al ritmo de la música, etc. Notar aquí que, sin que los afectados lo perciban, se está trabajando uno de los aspectos más importantes dentro de la hiperactividad, como es la falta de atención y la canalización de su movimiento.
  El procesamiento de la música ayuda a activar los dos hemisferios cerebrales
  Ambos hemisferios desempeñan misiones distintas, aunque susceptibles de ser puestas simultáneamente
en marcha con la realización de algunas actividades, como las musicales, cuya ejecución activa las
funciones del hemisferio derecho (ligado por lo general a la emoción, la capacidad artístico-musical y
espacial) y del hemisferio izquierdo (relacionado con el lenguaje y las operaciones lógicas).